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El Ayuntamiento de Albacete actuó en 2020 para mantener la autonomía de más de 200 personas mayores a pesar de la pandemia

Escrito por el 24 de marzo de 2021

La concejala de Atención a las Personas ha explicado que el Proyecto de Prevención de Dependencia de Personas Mayores en Riesgo del Servicio de Acción Social llegó el pasado año a 226 mayores, la mayoría mujeres, y con una edad media de más de 80 años

El Ayuntamiento de Albacete atendió en 2020 a 226 personas dentro del Proyecto de Prevención de Dependencia de Personas Mayores en Riesgo, una de las prestaciones que desarrolla la Concejalía de Atención a las Personas por medio de su Servicio de Acción Social, y que forma parte del Programa Marco Municipal de Promoción de la Autonomía Personal y Prevención de la Dependencia, cuyo objetivo no es otro que los usuarios y usuarias mantengan su autonomía personal.

La concejala de Atención a las Personas, Juani García, ha resaltado que el pasado ejercicio, como consecuencia de la alarma sanitaria, el proyecto se adaptó desde la primera semana en su desarrollo “para no dejar de prestarlo, siguiendo todas las instrucciones sanitarias de la Consejería de Bienestar Social y de las instrucciones municipales, sobre todo de prevención de riesgos laborales para evitar contagios por Covid-19”. “Consideramos que era necesario seguir manteniendo la intervención con las personas beneficiarias, ya que son las más afectadas por esta pandemia y por ello las más necesitadas para seguir siendo atendidas”, ha añadido Juani García.

De los 226 usuarios, la mayoría eran mujeres, el 91,93%, con una edad media de 80,97 años, personas a las que no se ha dejado de atender a pesar de la crisis sanitaria, pero adaptando el programa a cada fase de la pandemia. En este sentido, la concejala de Atención a las Personas ha diferenciado hasta cuatro fases en el desarrollo del Proyecto de Prevención de Dependencia de Personas Mayores en Riesgo en 2020. 

En la primera de las fases, desde principios de enero hasta el 14 de marzo, el programa se desarrolló con normalidad en los diferentes centros de titularidad municipal distribuidos por los barrios, a través de sesiones de dos horas de duración en las que se combinó la actividad física, con la cognitiva -es decir, entrenamiento de memoria- impartidas por terapeutas ocupacionales.

Durante el confinamiento

La segunda fase, del 14 de marzo hasta el 6 de julio, la del confinamiento domiciliario, fue la más compleja, ha indicado la concejala del Ayuntamiento capitalino. En este caso, la intervención consistió en un seguimiento telefónico de todos los usuarios, en un primer momento para asegurar que estaban cubiertas todas sus necesidades básicas, y la derivación en su caso, a la trabajadora social del programa para la tramitación de los recursos necesarios, o a la psicóloga de aquellas personas más vulnerables al estrés o que habían sufrido pérdidas. Una vez garantizadas sus necesidades, la intervención se centró en favorecer un afrontamiento eficaz de la situación a través de la aportación de pautas, mediante fichas de trabajo cognitivo y tablas de ejercicios para realizar en casa y, sobre todo, de la movilización de sus recursos personales. 

Ya comenzada la fase de desescalada, los seguimientos se centraron en pautas para garantizar una reincorporación paulatina y gradual a la normalidad y en la propuesta de participación en la actividad de ejercicio físico en zonas verdes.

Y llegó la tercera fase, del 1 de julio al 30 de septiembre, cuando se recuperó la actividad presencial de los usuarios y las usuarias del programa, con las sesiones de ejercicio físico para mayores en los parques, es decir, Verano Saludable. Pero además, las personas que no participaron en la actividad presencial recibieron orientación y seguimiento telefónico, complementado todo ello con cuadernillos.

La concejala de Atención a las Personas ha subrayado que el Servicio de Acción Social pudo readaptar el programa a las nuevas circunstancias “gracias al estrecho conocimiento y al vínculo previo del equipo con los usuarios y usuarias, lo que nos ha permitido, gracias al seguimiento telefónico que establecimos casi desde el inicio del confinamiento, un acercamiento individualizado a la realidad de cada una de estas personas y a detectar y atender específicamente sus necesidades”. 

Para Juani García, una de las claves de la estrategia aplicada fue la de evitar cualquier incidencia que afectara a la autonomía de los beneficiarios y beneficiarias y prevenir posibles secuelas negativas tras el confinamiento a nivel físico, cognitivo y especialmente psicológico. 

“Para alcanzar este objetivo, y en contra de la tendencia de mostrar a todas las personas mayores como frágiles, vulnerables y victimizadas, sin darles oportunidad de ser escuchadas, hemos optado por escucharlas, mostrarles y poner en valor sus capacidades, fortalezas, su carácter resiliente, y especialmente su valor social, y de esta forma favorecer una autoimagen positiva y de confianza en sí mismas para gestionar esta crisis, y seguir decidiendo cómo quieren continuar dirigiendo su vida”, ha añadido la concejala de Atención a las Personas.

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