Cuando el ‘tiki-taka’ invadió el Carlos Belmonte
Escrito por Juanma Sánchez el 12 de mayo de 2020
Repasamos la trayectoria del Albacete Balompié bajo los mandos de Luis César Sampedro
Circulan muchos tópicos acerca del fútbol más humilde. Se dice que es más duro, más tosco, menos ordenado, más salvaje… quizá algunos de ellos sean ciertos, pero no es menos cierto que, incluso entre los lugares más oscuros, se puede encontrar algo de luz. En la temporada 2013/14, había un equipo de fútbol en la Segunda División B que apostaba por la paciencia, la calma y la combinación. Si existe un estilo de fútbol que se parece a la poesía, era el que buscaba sin descanso el Albacete Balompié de Luis César Sampedro.
El gallego no llegó a la localidad manchega en los mejores momentos del club precisamente. Desembarcó en aguas muy tormentosas. Había muchos agujeros por tapar tanto en el plano deportivo como en el extradeportivo. La entidad iba a afrontar su tercera temporada consecutiva en la categoría de bronce del fútbol español, y en esos tiempos, quedaban lejos los años en los que el ‘Alba’ había sido grande. Probablemente, estamos hablando de uno de los peores momentos de la historia reciente del equipo.
Pero lo que se hundió con mal fútbol, iba a salir a flote con buen fútbol. Con muy buen fútbol, de hecho. Uno que hacía tiempo que no se veía en el Carlos Belmonte. Posiblemente, uno que ni siquiera se veía mucho en los campos de la Segunda División B. Pero el caso es que aquel fútbol reenganchó a una ciudad que poco a poco perdía la ilusión. Durante los dos primeros años de travesía en la categoría de bronce, el Albacete Balompié logró clasificarse para los ‘playoffs’ de ascenso sin mucha fortuna en el desarrollo de estos. No obstante, ese tercer año, las cosas fueron diferentes.
Con Luis César Sampedro, las tardes no eran de vientos huracanados; eran de bellos paisajes estivales. Realmente daba gusto ver jugar a ese equipo. El resultado de aquello fue conseguir el acceso a la promoción de ascenso como líderes del grupo IV (la primera vez que se conseguía en esos tres años), y además, logrando el que por aquel entonces, fue el récord de la categoría al sumar 82 puntos. Rubén Cruz, Calle, Samu o César Díaz fueron algunos de los encargados de ponerle nombre propio a aquella gesta.
Tras una eliminatoria de infarto contra el Sestao River en la que el ‘Alba’ rentabilizó los goles fuera de casa, el equipo manchego volvía al fútbol profesional. Fueron tres años tan duros que casi acaban con la vida del club, pero el viaje había llegado a su fin y el pasajero procedente de La Mancha ya se encontraba en su destino. El Albacete jugaría la temporada 2014/15 en Segunda División.
Pero, aunque se había hecho lo más difícil, que era “salir del pozo”, el reto de mantenerse en la categoría de plata del fútbol español era mayúsculo. Sin embargo, Luis César Sampedro se mostró imperturbable en cuanto a su estilo de juego. Si la Segunda División se ha caracterizado siempre por un fútbol muy defensivo, el Albacete continuó con su estilo atrevido y enfocado siempre a la portería contraria. En ese equipo, hasta el portero era uno más tocando el balón.
El Albacete terminó decimocuarto con siete puntos de ventaja sobre los puestos de descenso
Ese fútbol tan valiente costó a los manchegos muchos puntos en el inicio de la temporada. Tantos, que durante buena parte del campeonato los sueños del Carlos Belmonte se disfrazaron de pesadillas. No obstante, el trabajo terminó dando sus frutos y el Albacete Balompié enamoró con su fútbol durante una segunda vuelta majestuosa. De no haber sido por un pésimo arranque liguero, quizá hubiéramos visto a Keko o a Portu luchando por cotas más altas.
Quizá eso provocó que se pusiera el listón demasiado alto de cara a la temporada 2015/16. La tercera temporada de Luis César Sampedro al mando del equipo fue la peor de todas. A una línea ascendente, dibujada con un ascenso de récord y una permanencia obtenida de manera holgada, le siguió una caída libre dura y sin paliativos. No dio con la tecla en un curso que no pudo acabar debido a su destitución. Sus sucesores en el banquillo tampoco encontraron la solución al rompecabezas.
«Vine a la aventura aquí y ha sido una de las decisiones más importantes de mi vida»
Luis César Sampedro, 2015
Tan sólo dos años duró la aventura del Albacete de Luis César Sampedro en el fútbol profesional. Mucho menos de lo que la afición esperaba y quería. Y fue un golpe duro de encajar. El técnico gallego había devuelto la ilusión a través de buen juego y buenos resultados a un club hundido, entre otras cosas, por tres años de travesía en el barro, y prácticamente de la noche a la mañana, la poción dejó de surtir efecto y se retrocedió en el tiempo. Fue como si nada hubiera cambiado realmente.
Aquellos dos años fueron el pequeño oasis que se encuentra en medio de un gran desierto. Sin embargo, con la perspectiva que da el tiempo, se puede decir que aquella fue una buena pelea. Un equipo que estaba ahogándose, pudo sacar la cabeza del agua durante dos años para darse un respiro y empezar a gestar un regreso con más fuerza. Seguramente habrá opiniones para todos los gustos, pero lo que está claro, es que Luis César Sampedro contribuyó, en mayor o menor medida, a una recuperación del Albacete Balompié.