El día que David venció a Goliat
Escrito por Juanma Sánchez el 27 de abril de 2020
Aunque ahora esté levantando cabeza, el Albacete Balompié no viene de pasar por sus mejores tiempos. El simple hecho de que la estabilización en el fútbol profesional sea un triunfo, lo demuestra. Si echamos la vista atrás y vemos su historia reciente, contemplamos dos etapas en Segunda División B y una entidad al borde del abismo. No obstante, entre aquellos días oscuros y tormentosos, también hubo momentos para dejar a un lado el sufrimiento, y simplemente, disfrutar de la emoción del fútbol.
El Albacete Balompié viajaba por los campos de la categoría de bronce del fútbol español en la temporada 2011/12. El año anterior, ni siquiera un portero del calibre de Keylor Navas pudo evitar un descenso inevitable. Tocaba empezar de cero. Se había dado un paso atrás, pero con la ilusión de que fuera para coger impulso y regresar al fútbol profesional con más fuerza que antes.
«Decir que las proporciones de lo que hizo el Albacete Balompié aquella noche de diciembre de 2011 son épicas, es incluso quedarse corto»
El destino se encargó de materializar esa ilusión en un formato con eliminatorias. Y es que, uno de los platos más apetitosos del menú que ofrecía la Segunda B en aquellos tiempos, era la posibilidad de enfrentar a equipos pequeños y humildes con los más grandes del fútbol español. El Albacete, entrenado esa temporada por Antonio Gómez, no tuvo dudas en lanzarse a por el plato estrella, encontrándose de cara con el Atlético de Madrid.
En momentos así, es cuando la situación del club deja de importar. La clasificación liguera pasa a un segundo plano. De hecho, todo pasa a un segundo plano. Porque no todos los días puedes enfrentarte a la élite del fútbol español. Si en esos momentos quedaba alguien cabizbajo por el reciente descenso, el sorteo de la Copa del Rey le hizo olvidar sus penas.
Una eliminatoria de ensueño
El Carlos Belmonte se vistió de gala por primera vez en mucho tiempo para recibir al conjunto de Gregorio Manzano. Pese a que los ‘colchoneros’ se reservaran algún titular que otro, seguían conservando el favoritismo tanto en el partido como en la eliminatoria. De hecho, el once titular de aquel partido estaba compuesto por jugadores como Sergio Asenjo, Juanfran o Koke, convirtiendo al ‘Atleti’ en un rival de altura.
Pero si los visitantes se mostraban como una montaña rocosa y difícil de escalar, el Albacete Balompié coronó la cima ese día. Antonio Calle y José Zurdo dieron ventaja al cuadro albacetista, sorprendiendo a propios y a extraños con una victoria que sólo tuvo un “pero”, el gol de Adrián.
Vencer a todo un Atlético de Madrid ya había sido un logro enorme, quizá inimaginable cuando se planificaba la temporada. Pero viajar al Vicente Calderón con un 2-1 en el global, se presentaba como el más complicado de los exámenes. Sobre todo, porque los de Manzano ya no especularían más. A las tres estrellas que ya jugaron en la ida, se sumaron Miranda, Godín, Filipe Luis, Gabi, Diego Ribas y Falcao.
“Hoy he vivido momentos de épocas pasadas. Ver a 2000 o 3000 personas ilusionarse con este equipo para mi es algo importantísimo, sobre todo por ellos«
Rafael Candel
Es por eso, que decir que las proporciones de lo que hizo el Albacete Balompié aquella noche de diciembre de 2011 son épicas, es incluso quedarse corto. Porque si los expertos auguraban un partido defensivo, en el que Antonio Gómez encerraba a los suyos para defender el marcador ante ese once plagado de ‘cracks’, se equivocaron.
El Albacete presionó arriba desde el primer instante. Literalmente. Tanto, que a los doce segundos ya habían robado el esférico. Tanto, que a los 18 segundos Víctor Curto ya había batido a Sergio Asenjo para poner en el marcador el 0-1. El Carlos Belmonte, que ese día se había trasladado al Calderón, estalló con la fuerza de un volcán en erupción. Los miles de aficionados desplazados desde la localidad albaceteña olvidaron que venían de descender, y también, que animaban a un equipo de Segunda División B. Ese día, apoyaban a uno de los equipos más grandes de España.
Ese día, la magia del fútbol recorrió cada uno de los rincones de Albacete. La ilusión y alegría que desprendió ese gol, que causó la eliminación del Atlético de Madrid, es casi irrepetible, y desde luego, indescriptible. Porque cuando algo tan mágico sucede en los momentos más difíciles, se valora en mayor medida.
Casi nueve años después, el Albacete Balompié es una entidad completamente diferente. Con más recursos y una mejor situación tanto deportiva como extra deportiva. No obstante, nunca viene mal recordar de dónde viene el club. Y mucho menos, si es para recordar aquel día; el día que David venció a Goliat.